Comienza a darse un proceso de estatización y expropiación de empresas en todos los sectores del país, petróleo, telecomunicaciones, minero, industrial, consumo masivo etcétera.
Al principio euforia por parte de sindicalistas y trabajadores, con el tiempo esa euforia ha desaparecido una vez que las empresas han cerrado algunas, otras están sin producir, lo único que ha crecido es una burocracia política e improductiva, salarios y beneficios de hambre, es decir que celebraron la crónica de una muerte anunciada, porque ya históricamente, la estatización de esas empresas en el pasado las llevó a estados de quiebra.
Sin embargo, los sindicalistas hacían peticiones sin soporte legal o contractual, como una especie de chantaje hacia las empresas, las cuales, bajo la amenaza del gobierno, más lo que ya les había ocurrido a otras empresas, solo les quedaban dos opciones, o ceder a las peticiones ilegales y caprichosas de trabajadores y sindicalistas, o poder ser víctimas de una intervención o expropiación por parte del estado.
Como el estado decretó que “Empresa cerrada empresa tomada”, lo que quiere decir que en Venezuela las empresas no tienen el derecho a cerrar, o quebrar, algunas multinacionales más osadas como Clorox y General Motors, de la noche para la mañana sacaron a todo su personal gerencial del país, incluyendo como es lógico a la persona encargada de Capital Humano, y una vez fuera, le enviaron correos, mensajes de Whatsapp etcétera al personal informándoles que la empresa había cerrado, lo que en un principio se vio como poco ético, y una forma inhumana de comunicar el cierre y el despido por red, luego se entendió cuando los cuerpos policiales buscaban a estos ejecutivos para llevárselos presos.
EL ESTADO SOY YO EN MATERIA LABORAL
Una nueva ley del trabajo con un marcado objetivo socialista marxista fue aprobada caprichosamente por el presidente Chavez, sin participación de los principales gremios empresariales y sindicales del país, salvo aquellos muy políticamente alineados al gobierno, y que no son los históricamente representativos.
En Venezuela se violan todos los acuerdos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el estado no discute los contratos colectivos con sus trabajadores, los incumple, cambia condiciones, decide que sindicatos son legales o no, interviene en las elecciones sindicales, fija el salario mínimo sin consultar al sector empresarial y sindical, todo esto sin respetar al Congreso Nacional (aquí llamado Asamblea Nacional), porque el estado prácticamente creo un Congreso Nacional paralelo, que ha sido la política del estado,cuando pierde una elección, inmediatamente monta una estructura paralela, así este es el único país del mundo con dos presidentes, dos congresos nacionales, dos tribunales o cortes supremas de justicia, dos centrales sindicales, dos centrales empresariales, se llega a tal extremo que si llega un gobernador de oposición a un estado, inmediatamente el gobierno monta una figura paralela llamada “Protector de ese Estado” y quien en la práctica termina con más recursos y poder que el gobernador electo.
ANARQUÍA LABORAL
El escenario en que se mueven los responsables de la gestión del Capital Humano es que completa anarquía, en plena hiperinflación el gobierno aprueba aumentos inconsultos hasta por 5900 %, sí no es un error, casi seis mil por ciento de aumento, lo que hace que muchas empresas aumenten el precio de sus productos en igual proporción, algunas no pueden hacerlo, porque el gobierno decide el precio de bienes y servicios, las empresas cierran, las que pueden y no son expropiadas sus instalaciones y equipos, el desempleo es alto, se ve disminuido por el éxodo masivo de casi 5 millones de venezolanos, un porcentaje alto en un país de alrededor 30 millones de habitantes. El talento de está yendo desde hace años del país, conseguir trabajadores en muchos casos es una tarea titánica, la retención es muy crítica cuando hay hambre y está involucrada la supervivencia.
Por otro lado, el salario mínimo mensual es de bolívares 18.000 (marzo 2019) lo que no llega a 6 dólares mensuales, lo que evidentemente no alcanza para comer, hay un beneficio de un ticket alimentación, el cual tampoco es suficiente para alimentarse solo el trabajador, menos su familia.
Los gestores del Capital Humano se debaten entre, o dejan morir a sus trabajadores de hambre o empiezan a buscar mecanismos de pago muchos ellos riesgosos desde el punto de vista laboral, como por ejemplo pagos en dólares, bonos, entrega de comida, montos que se pagan o se entregan sin incidencia en prestaciones sociales que significan riesgos, pero se asume la política o estrategia de cuál es el riesgo menor, y ese es hoy en día el dilema de Capital Humano, como gerenciar escogiendo entre el riesgo A y el riesgo B, cuál es el menos dañino, la competencia de análisis de problemas y toma de decisiones es clave, asumir y controlar riesgos es otra, la resiliencia, porque si tú no eres resiliente, cómo vas a pretender que los trabajadores lo sean, el optimismo y la perseverancia requieren ser protagonismos en momentos de crisis extremas, yo recomiendo leer y releer a Viktor Frankl y su libro El Hombre en Búsqueda de Sentido, sobre sus lecciones y aprendizajes en un campo de concentración nazi.
En un país inmerso en una crisis política, cada día es de supervivencia, el gobierno cuando la presión política aumenta, utiliza la estrategia de “pan y circo” y decreta varios días no laborables, sin justificación alguna, y por lo general los decreta en la tarde para aplicarlos al siguiente día, es impresionante leer a los gestores del capital humano, con su estoicismo preguntar en cuanto chat existen, qué van a hacer el resto de las empresas, porque los decretos deben salir en la gaceta oficial, para que sea oficial y además saber cómo se va a pagar esos días si como feriados o normales, pero en fin lo que diga el rey es ley.
Por: Hugo Urdaneta Fonseca - Ex presidente de AVGH. Ex director de Recursos Humanos por más de 20 años, actualmente profesor y consultor de capital humano y eficiencia organizacional..
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